Buenas tardes!!!
Comparto con vosotros un artículo de un compañero al que sigo bastante, por su vocación por nuestra profesión de maestros y su continua propuesta innovadora, el Profe Ramón Rodríguez.
Hace poco tiempo leí un artículo de Ana Díaz (periodista) con el que me sentí bastante identificado y tras varios días dándole vueltas, me animo a compartirlo con vosotros pues es la época propicia para concienciar sobre este tema .
Pues ya estamos en plena época de entrega de notas, y quiero aprovechar la ocasión para seguir en mi particular lucha por cambiar la mentalidad y el enfoque que desde siempre le hemos dado y que ya hemos ido comentando con los papás y mamás en tutoría.
De momento la ley de educación nos orienta a unos estándares de evaluación a los que tenemos que rendir pleitesía, pero somos libres de entender las notas como queramos entenderlas, ahí es donde voy, a que sepamos darles la lectura correcta.
Uno de los instrumentos de evaluación que utilizamos en clase son las pruebas escritas o exámenes, pero debemos de aprender a no darle más importancia que a cualquier otro aspecto del alumno como la presentación de nuestro cuaderno, la participación en clase, la motivación, el esfuerzo, la constancia, las ganas de aprender, la imaginación, las variadas actividades y ejercicios que realizamos en el aula, el respeto, el tener una correcta expresión oral, la creatividad, el espiritu de superación, la expresión corporal, la autonomía personal y la responsabilidad…. Son tantos aspectos los importantes que dejarnos llevar de forma exclusiva por las pruebas escritas sería limitar, en gran medida el conocimiento que podamos tener sobre nuestro hijo
Os doy una realidad, un niño de primaria puede sacar un día un 3 (porque no veía la hora de jugar y quería terminar rápido) y al día siguiente un 10 en el mismo examen (porque lo hacía a primera hora y aún quedaba tiempo para el recreo). Entonces, ¿de verdad son tan fiables e importantes los exámenes?
En Finlandia (recurso manido, lo sé, pero me vale), país top a nivel mundial en cuanto a educación, y así lo confirman los Informes PISA año tras año, los niños no tienen nada parecido a notas o exámenes hasta lo que sería nuestro 5º de Primaria cuanto menos… uff, da que pensar.
Y siempre nos llega el dudoso razonamiento de algunos: “es que el niño se tiene que ir acostumbrando”. Entre los 3 y los 11 años el niño debe acostumbrarse, sí que es verdad, pero acostumbrarse a jugar, adquirir unos buenos valores, a hacer deporte, a comer sano, a ser feliz, a vivir su infancia. Está completamente demostrado que sacar notables o sobresalientes en el cole no garantiza un futuro brillante. Pero sacar lo mejor de cada niño, aumentar al máximo su autoestima y hacerles sentir la importancia de cada paso que dan, les hace ser mejor personas, les educa para la vida, les acerca al éxito.
“El objetivo de la educación es sacar lo mejor de cada niño para que después pueda devolverlo a la sociedad. Así, aprovechando su pasión por aprender, ganamos todos.” (Ana Díaz, periodista).
Así pues, no nos quedemos en las notas, aprendamos a mirar más allá. No esclavicemos a nuestros niños a la presión de unos resultados. Las notas nunca serán lo suficientemente justas, un notable jamás podrá definir todo lo que es un niño, y todo lo que ha conseguido.
¿Es tu hijo buena persona? ¿Tiene unos valores positivos y principios?¿Tiene un corazón honrado? ¿Es generoso, buen compañero? ¿Es feliz?… ¿Dónde viene todo eso reflejado en las notas? ¿Y no es lo más importante?
Si tu hij@ lleva un notable en lugar de un sobresaliente, no busques dónde ha fallado, no lo ha hecho… ¿sabías la cantidad de aptitudes positivas que tiene tu hij@, y que es capaz de contagiar con esa energía al resto del grupo? Esto es lo que quiero que sepas.
“La obsesión por las evaluaciones y las notas aprisiona al niño y termina matando las ganas de aprender con las que nacemos todos los seres humanos.” (Ana Díaz).
Mi obsesión es proporcionar y dotar a mis alumnos de todas las herramientas y posibilidades posibles para que exploten al máximo sus capacidades, sin competir por dónde llega cada uno.Generar en ellos la ilusión por aprender, mantenerlos motivados cada día, hacer que la felicidad sea el motor de nuestra clase. Todo lo demás, llegará sólo.
Por eso repito, una y mil veces más, hasta que gota a gota cale en la mentalidad de todos nosotros, no nos quedemos en las notas.
Para mis pequeñajos de tercero, tambien una cosilla que ya os he comentado en algunas ocasiones:
Mañana tendréis vuestras notas, son importantes y es un momento especial del trimestre pero son eso, notas. Los profes que os damos clase estamos muy orgullosos de la cantidad de conocimientos que habéis demostrado tener a lo largo de estos meses. Sin embargo, consideramos que estos notas no evalúan siempre aquello que os hacen especiales y únicos. En el boletín no aparece que muchos de vosotros habláis dos idiomas. No aparece que podéis tocar un instrumento, bailar o pintar un dibujo. No aparece que sabéis escribír canciones o poesías, que realizáis algún deporte, que os preguntáis por el futuro o que a veces os toca cuidar de vuestros hermanos pequeños tras el colegio. En las notas no se refleja que habéis viajado a espectaculares lugares, que sabéis contar historias verdaderamente maravillosas o que adoráis pasar vuestro tiempo con familiares y amigos. Tampoco sale en las notas que podéis ser personas dignas de confianza, atentas, amables y que intentáis mejorar cada día… Estos resultados os dirán algo, pero nunca todo. Así que disfrutad de vuestros resultados y estad muy orgullosos de ellos pero recordad que hay muchas formas de ser inteligente y ante todo, que paséis una FELIZ NAVIDAD»